91x252 cm ~ Pintura, Acrílico, Pastel
Manos como extensiones de nuestra mente, pies anclados a la realidad terrenal. Amarillos, portadores de vida, alegría y cólera, concentración y perturbación entrelazadas.
Un color racional para una era que, a menudo, abandona la mesura en sus actos. Cautivos de la condición humana, atrapados en redes como hilos, nos envuelven, nos obligan a enfrentar lo imposible, en la danza de posiciones que nos hierven, la vida nos muestra su rostro indomable, en situaciones esperpénticas.
Las buenas noticias residen en nuestro propio ser.
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